¿Ha cambiado la forma de medir los contenidos televisivos?
Te lo cuento de la mano del experto en social media, Edward Azorbo, un grande
del Marketing Online.
Lo confieso, antes de dedicarme a mi ecommerce de venta
online de zapatos, trabajé en televisión. Estuve trabajando una temporada larga
como ayudante de producción en varios programas de televisión. La cuestión era
que tras cada día de emisión del programa, acudías rápidamente a leer qué
audiencia se había obtenido. En parte para saber qué continuidad iba a tener
ese programa, tu sustento económico, en parte porque te ilusionaba que un
proyecto en el que trabajas, gustaba al público. Nunca fueron muy buenas, de lo
contrario seguiría trabajando en ese sector.
Al tema, creo que ha habido un cambio importante a este
respecto. Por un lado nos encontramos que la forma de ver televisión ha
evolucionado; mientras que no hace más que un par de años, tenías que
engancharte a la tele para ver tu programa favorito, ahora casi todo el
contenido (por no decir todo), se vuelva en la red. Las cadenas ofrecen su
programación online y ello sigue siendo un buen negocio para ellas, la
publicidad sigue estando presente.
Por otro lado, las redes sociales han metido mano en este
tema. Una de las redes sociales más culpables a este respecto es Twitter. Si
algo me gusta es ver mi programa favorito al tiempo que estoy conectada a
Twitter. Esto te permite conocer opiniones de los demás espectadores que están
viendo el programa al mismo tiempo que tú y que, incluso, etiquetan a los que
participan en ese programa. Es más, los que participan en ese programa
(actores, presentadores, concursantes) también participan en el debate e
interactúan con la audiencia. Y, entonces, si yo fuera el dueño de la cadena
¿Para qué iba a esperar a qué salgan las audiencia para tomar decisiones sobre
un programa? La propia audiencia me está diciendo qué es lo que quiere ver, que
es lo que le gustaría que pasara con los protagonistas, cuándo quiere que
pase... Toda la información está en la red.
Y esto es extrapolable a todos los ámbitos de los negocios
online; las redes sociales se han convertido en unas potentes plataformas desde
las que recomendar productos. Yo misma, si algo que he comprado me funciona, no
dudo en publicarlo en mis cuentas de social media. Sobretodo porque puedo
ayudar a otros a encontrar artículos útiles. Parece mentira pero la publicidad
hace más mal que bien. Compras algo en lo que has puesto todas tus esperanzas,
pongamos por caso un champú para dar brillo a tu cabello seco y encrespado. En
el anuncio te prometen que tu melena quedará radiante, que lo han probado
científicamente, que a una de cada 10 mujeres les funciona y te convences.
Luego lo pruebas y nada de lo prometido. Por eso, cuando la publicidad te
promete una serie de ventajas y éstas se cumplen, no dudas en corroborarlo ante
tus amistades.
En otro ámbito, tenemos la inmediatez, que es algo que tanto
gusta al consumidor. Estás viendo un programa, lo estás comentando: todo fluye
en el presente, no tienes tiempos de espera. Y lo mismo pasa desde que tenemos
smartphones y compramos con ellos. Mientras que hace un año, comprabas online un
producto y tardabas, al menos, 24 horas en recibirlo en tu domicilio, a día de
hoy puedes comprar un artículo online saliendo de la oficina y recogerlo en la
tienda de camino a casa. No tienes esperas y, además reduces costes.
Y te propongo que leas más artículos sobre marketing online,
acudiendo al experto en la materia Edward
Azorbo.
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